En los momentos donde el amor pareciera reinar de lo mejor y nos sumamos a momentos tan especiales y eternos, siempre surgen cosas que lo complican y son estas las mejores pruebas que el amor debe afrontar para salir adelante, porque así es el amor. La niña se encontraba en el dilema de balancear su tiempo entre su relación y sus amistades: ella quería que su relación siga siendo especial, que cada detalle le sorprenda, que sus amigos no se alejen y por el contrario con su mejor amigo -su enamorado, todo siga de la mejor manera y llevar una vida tranquila, feliz y sobretodo armoniosa. No debía alejarse de sus amigos ni mucho menos su enamorado sentir celos de sus amigos. No es justo para ninguno de los dos, pero a veces ciertos sentimientos invaden a los otros y no nos dejan ver las cosas claramente. A todo esto, la niña sufría porque el amor de su vida se estaba perdiendo.
A veces los denominados "darse tiempo" o bien son para pensar más en la relación y en uno mismo o simplemente para darle fin. Ella tenía miedo de lo último, como cualquiera lo tendría, pero su miedo era demasiado intenso, como una fobia y sobretodo era confuso. Se estaba convirtiendo en la niña de este cuento y entro en el sin el menor de sus deseos y ya estaba en medio del mismo sin un destino fijo. Creo que he visto a este niña un par de veces, mas no conocía su forma de pensar y como realmente se sentía por dentro, solo se que su tibia sonrisa ocultaba un invierno pesar. Cualquiera desearía que la relación fuera perfecta, sin comentarios inútiles, sin discusiones irracionales, pero nada puede ser perfecto -no lo entiendo porque, así que al buscar la perfección en estos momentos de su vida, hacían que esta se complique en lugar de perfeccionarse. Complicado: dedicarle tiempo a tu familia, amigos y a tu enamorado o novio, sin desbalancear nada. Si se puede y debería hacerlo, mas esta niña con todos sus deseos del mundo, encontraba que su pareja quería, sin querer, desencajar dicha perfección que no quisiera comprender el porque de su existencia.
El amor de tu vida, viene a arreglar tu vida, no viene a alejarte de tus amigos ni mucho menos que le dediques tu entera atención. La niña percibía esto y la hacia sentirse mal, pésima. Sus amigos podían hablarle pero el riesgo de unos celos enfermizos también los hacía huir. La niña tiene un carácter tranquilo y de lo mejor y quizás no se atrevía a encarar a su amorcito. Complicado, pero al fin y al cabo era para mantener las llamas de la relación que no se estaba avivando sino quemando y donde las cenizas seria lo ultimo que podría quedar de la misma. El tiempo jugaba en su contra y la niña decidió hablar. La conversación entró más en gritos y en tonos fuertes de voz, mas no en conversar como la pareja que eran. La relación se venia abajo y ella se sentía sola, amenazada, invulnerable dentro de un mundo, que ella pensaba, estaba destinada a sufrir. Sin querer estaba en medio de este cuento buscando que el autor encuentre la salida o al menos diseñe el final perfecto.
Una canción dice que las luces guiarán a uno y que esa persona tratará de arreglarte, llevarte por el mejor sendero de la vida y convertirte en mejor persona de lo que uno era o esperaba ser. Así es y debería ser el amor y no atormentar la vida de quien se dice amar. Quizás el final perfecto quede en líneas o quizás sea una hermosa premonición para que el cuento tenga el final perfecto tanto en la ficción como en la realidad. A la niña no le importaba, siempre que en su corazón y en su vida exista la felicidad que ella se lo merece, que sus lágrimas no hayan sido en vano, porque luego de la tormenta podremos ver el arco iris.