miércoles, 13 de enero de 2010

El Reencuentro - Parte II

El primer reencuentro fue y será significativo para cualquiera. Ahora, siguiendo la onda de reencuentros, recuerdo que un ya crecido Kevin Arnold quiso reencontrarse con aquella persona que en un verano conoció y redefinió en él, el concepto del amor en ese entonces. Confundido como cualquier adolescente dio medio vuelta y obviando todo fue en busca de ella, sin temor a nada. Visitó varios lugares que ya no estaban ahí, solo el recuerdo de una noche que pasaron juntos. Al verla en aquella tienda después de años, sintió que valió la pena esa osadía de dejar todo atrás por un momento. Como cualquier amistad que se vuelve a reencontrar, pasaron el día juntos, lo único malo es que él vivía en el pasado y ella en el presente. Esto a veces nos cuesta aceptar porque sabremos que puede doler y mucho.

A veces uno desea vivir el pasado en el presente cuando se está en una encrucijada. Uno vive aferrado a un pasado que pudo ser y que ahora no lo es. A muchos les puede costar dar la vuelta a la siguiente página del libro de la vida porque tienen miedo de escribir nuevas líneas. Pienso que escribir nuevas líneas cuesta al principio, pero uno se acostumbra a la idea que el pasado no debe atormentarnos sino enseñarnos a mirar hacia el y saber que ese pasado nos enseñó y mucho. La transición o lo que pase después de aceptar que el pasado es eso: solo pasado, le cuesta a cualquiera. Empezar a escribir esas nuevas líneas es como volver a nacer, nos podemos sentir o más débiles o más fuertes, pero si uno no acepta el pasado como tal no podrá vivir el presente ni mucho menos forjar su futuro. Dicen que un reencuentro no hay que forzarlo porque se puede convertir en decepción, pero en ocasiones vale la pena el riesgo. Eso dependerá de la persona y de su forma de pensar, de que tan centrado es uno y que tanto ha madurado la persona. Todo reencuentro es lindo hasta que se vive ese momento en el pasado y no en el presente.